Ana creció en uno de los lugares más representativos y recordados de Ocaña, el desaparecido local Bodegón Eléctrico, fundado por su abuelo José Manuel Angarita.
Su niñez la pasó comiendo cocotas, probando las delicias de Las Becerras y buscando sintonizar cadenas de radio donde se escuchara una música diferente.
En la actualidad es reconocida por ser una de las creadoras de películas como Soñar no cuesta nada y la serie La venganza de Analía. Dos producciones que han cautivado a miles de personas.
Esta niña inquieta que estudió en los colegios La Presentación y José Eusebio Caro, representa a Colombia a nivel mundial en Netflix, una de las plataformas de streaming más conocidas.
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SU NIÑEZ
Mientras su madre terminaba sus estudios en Bogotá, Ana crecía en Ocaña junto con sus abuelos maternos José Manuel Angarita y Ana Diba Álvarez.
Con ellos se educó en electricidad, su abuelo tenía el local Bodegón Eléctrico, donde se vendían diferentes objetos relacionados con la energía y las corrientes.
Además, aprendió junto con estas dos personas el valor del trabajo y de conseguir las cosas por sí misma. Hoy recuerda y agradece a esos dos viejos la crianza que tuvo.
En el colegio la recuerdan por ser una niña muy hiperactividad, pero que cumplía en tener buenas calificaciones en todas las materias y estar siempre en los primeros puestos.
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ACADEMÍA
Sus estudios de primaria y parte de la secundaria los realizó en el colegio La Presentación, que para su época era direccionado por monjas.
“Quizá no me gustaba el tratamiento que tenía la religión versus la feminidad”, afirma sobre su experiencia estudiantil que la llevó a ser expulsada de esta institución.
Pero esto no le impidió ser becada como una de las mejores alumnas de Norte de Santander, lo que le dio la posibilidad de seguir sus estudios en el país de España.
Al regresar a Colombia, Ana no pudo terminar su bachillerato en La Presentación, por lo cual su undécimo grado lo realizó en el colegio José Eusebio Caro.
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RUMBO A BOGOTÁ
En Ocaña le celebraron su fiesta de 15 años, fue su despedida de la ciudad que la vio crecer. Su nueva ilusión era estudiar medicina junto con otras amigas en Bogotá.
Llegó a la capital del país a realizar preuniversitarios en la Pontificia Universidad Javeriana. En esas primeras clases se dio cuenta que lo suyo no era el campo de la salud.
“Nos llevaron en una clase a ver una cesárea y yo me desmayé, ahí dije esto no es lo mío”, comenta esta ocañera que siempre le apasionó el mundo de las comunicaciones.
Allí decidió dejar la medicina y comenzar a estudiar Comunicación Social en la misma universidad. Su abuelo fue uno de los creadores de la primera emisora en Ocaña.
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RADIO
Esa curiosidad por la radio de niña, por la influencia de su abuelo, fue generando en ella un amor por todo lo relacionado con las comunicaciones.
Mientras estudiaba, ella trabajaba en Javeriana Estéreo, realizaba guiones, producciones radiales y televisivas, esto con el fin de pagar su carrera y la estadía en Bogotá.
Adquirió experiencias en varias facetas, cuando terminó la universidad laboró en La FM con Julio Sanchez Cristo y posteriormente estuvo en Radio Nacional de Colombia.
En esta última emisora le salió la oportunidad de asesorar en el Ministerio de Cultura. Allí conoció a Clara María Ochoa que la introdujo en el campo audiovisual.
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CINE Y TV
Llegó al Ministerio de Cultura para asesorarlos en la dirección cinematográfica, puesto que anteriormente había sido asistente de producción, guionista y montajista.
“Fue un pálpito que yo tuve en la vida , es lo que yo quiero hacer, no puedo quedarme en la radio todos los días buscando un ministro”, afirma Ana de su llegada a las imágenes en movimiento.
En esta entidad trabajó con Clara María Ochoa, quien se volvería su socia hasta el momento, realizando cine y televisión para Colombia y el mundo desde el año 2000.
Con su amiga y compañera fundaron CMO Producciones, una casa de creación y producción de películas, series y telenovelas de talla mundial.
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DEL CINE A LA COCINA
Tuvieron muchos inconvenientes en su primeros pasos con CMO Producciones. No salían en convocatorias y los proyectos no daban para mantenerse.
Fundaron Claroscuro, un restaurante con un nombre en homenaje a la fotografía. En el tiempo que duraron con este local triunfaron, convirtiéndo en emblematica una calle en Bogotá.
La zona G, como es conocida actualmente, fue bautizada así por estas dos mujeres que encontraron en la comida y el erotismo una conexión gracias a una escritora chilena.
“Isabel Allende dice que la comida y el erotismo entran por los ojos pero hay gente que es capaz de echarse cualquier cosa a la boca”, explica Ana sobre la historia detrás de ese nombre.
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CÁMARA Y ACCIÓN
Mientras tenían éxito con Claroscuro, ellas seguían pensando en hacer cine. En un momento les llegó la idea de hacer una película que iba a impactar en todo Colombia.
Un día leyendo el periodico, vieron la noticia sobre unos soldados que se habían encontrado una hueca de la FARC. Clara María miró a Ana y le dijo que tenían su próxima producción.
Así nació Soñar no cuesta nada, una cinta que cautivó y que dejó la enseñanza sobre el dinero, los deseos y los planteamientos morales de las personas.
Para llevar a cabo esta película vendieron su restaurante y se convirtieron en una de las productoras más importantes de Colombia. Hoy en día trabajan con Netflix.
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NETFLIX
La serie La Venganza de Analía, que fue vista por varios colombianos en Caracol Tv, nació de una charla con Clara María sobre la corrupción en el país.
Esta serie de 60 episodios fue adquirida por Netflix, que comenzó a ver el trabajo de CMO Producciones y los tuvieron en cuenta para más adelante trabajar juntos.
Así fue que nació Pálpito, un filme que estuvo en el top N°1 de Netflix, cautivando a los usuarios de esta plataforma a nivel mundial.
Actualmente trabajan en la segunda temporada de Pálpito. También estuvieron detrás de la producción de la segunda temporada de Pasión de Gavilanes.
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NOSTALGIA POR OCAÑA
Ana Piñeres Angarita desea volver a Ocaña, hace 30 años salió de la ciudad y extraña a su familia, amigos y la comida de su pueblo amado.
Ha pensado realizar alguna producción en la región. Por ejemplo, por su mente ha pasado grabar en Los Estoraques pero el acceso de vías y la seguridad no lo han permitido.
Por ahora representa a Ocaña desde lejos, viene trabajando en una película en honor al ciclismo en Colombia, un deporte que nos ha llenado de muchas alegrías.
Esas cocotas y arepas que le daba su abuelo cuando era una niña las recuerda demasiado, anhela el día de volver al valle de los hacaritamas y disfrutar de sus paisajes.
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