Hoy una multitud de ocañeros salieron a cumplir con sus “deberes”, unos a hacer mercados, otros a pagar sus deudas en el banco y muchos a buscar el pan diario para su familia.
La cuarentena nacional estipulada por el presidente Iván Duque, que va desde hoy 24 marzo a las 11:59 p.m. hasta el lunes 13 de abril, ha traído consigo una serie de problemas.
Un gran porcentaje de la población salió hoy como un día normal para cumplir con sus deberes. Dando pie para que la probabilidad de contagio del coronavirus se expanda en los ciudadanos, que no han obedecido las reglas de quedarse en casa.
Pero yo planteo lo siguiente: aquellas personas que viven del día a día para llevar el sustento a sus casas, ¿podrán quedarse en sus viviendas? De seguro responderán como Bartleby: “preferiría no hacerlo”, puesto que sus necesidades de sobrevivir están apegadas a lo que puedan hacer diariamente.
Y es ahí donde podemos deducir que la cuarentena es un privilegio de clase social. Porque no es lo mismo quedarse en la casa, con un buen mercado viendo Netflix y haciendo videos de Tick Tock, que levantarse cada día a las 5:00 de la mañana para descargar un camión con bultos de papa, cebolla y demás.
O el señor que vende frutas en su carreta, para darle estudio a sus hijos/as, ¿tendrán la posibilidad de encerrarse por veinte días en sus hogares para no contagiarse del virus?, de seguro que no, porque o los mata la pandemia o la falta de alimentos en medio de la cuarentena.
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Muchos vociferan que lo que hoy (24 de marzo) vimos en el mercado de Ocaña es una falta de conciencia ciudadana, ya que en las fotos se ve un conglomerado de personas que salieron sin acatar los decretos que la alcaldía municipal había dado a conocer.
Sin embargo, lo que yo veo en las fotos es a ‘coteros’ (como se le llama a los que cargan bultos) buscando su manutención. Se percibe también a muchos campesinos que trajeron sus cosechas para la venta y así poder mercar para llevar alimento a sus hogares.
Ellos, que guerrean para que vos, desde tu puesto de privilegio puedas criticar su actuar comiéndote algún producto de su siembra. Lo que el campesino y el obrero te pide, es que tengas un poco de empatía con su labor y entiendas sus necesidades que lo llevaron a salir a vender sus productos.
Por eso, en voz de esa minoría, pedimos a los entes gubernamentales, que tengan en cuenta a estas personas en las decisiones y decretos que vayan a sacar, que ayuden generando campañas para que la población se una para que ellos obedezcan quedándose en casa, pero que en su nevera tengan con qué sobrevivir.
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