Los casos de suicidio Ocaña y la región del Catatumbo aumentaron en los últimos meses de 2020 y comienzos de 2021 ¿qué está sucediendo? ¿la pandemia afectó la salud mental de los ciudadanos? un experto nos responde.
A mediados de enero del presente año, el periódico El Correo del Catatumbo registró el suicidio de un anciano en zona rural de Ocaña.
Según fuentes cercanas al campesino, un día cualquiera llegó a su casa diciendo que la virgen le había pedido que se suicidara. Días después fue hallado muerto.
El reporte de los familiares anunció que el anciano se amarró a una estaca con alambres, se colocó una cruz en la frente y se prendió fuego.
Este asombroso reporte estaría mostrando una realidad en la salud mental y anímica de los habitantes de Ocaña y la zona del Catatumbo.
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CIFRAS ALARMANTES
Según las cifras oficiales del hospital Emiro Quintero Cañizares, en el transcurso de 2020 se atendieron en ese centro asistencial un total de 215 intentos de suicidio.
La alarmante cifra demuestra que en la región, cada 1.6 días una persona intenta quitarse la vida. Del total de reportes, 49 casos fueron en menores de edad.
Desde mediados de 2020, los reportes de personas suicidadas aumentó notablemente. En julio se conoció de la muerte de un hombre en Ocaña y tres personas en Ábrego y Convención en el mes de septiembre.
Tan solo en diciembre se reportaron las muertes de cinco personas, entre ellos un menor de edad. En enero se han conocido dos casos más solo en el municipio de Ocaña.
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LA RAZONES
Ante esta realidad, decidimos consultar al magíster en Psicología Clínica y de la Salud, William David Sanjuan Ibañez quien por años ha tratado pacientes con estas tendencias.
Según el experto, cuando una persona sufre un rompimiento amoroso o no es correspondido por el otro y no encuentra la capacidad de darle un manejo adecuado a su duelo, opta por atentar contra sí mismo.
Otra de las razones por la que más son atendidos los pacientes con problemas de suicidio, es el factor económico que genera impotencia, frustración y fracaso.
La desesperanza que genera una ausencia del sentido de la vida, puede conducir al ser humano a presentar trastornos de ánimo, depresión mayor y hasta bipolaridad.
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EFECTOS DE LA PANDEMIA
Para el magíster, estos factores sin lugar a dudas se exacerbaron con el fenómeno de la pandemia y el aislamiento obligatorio al cual se sometió a la población en general.
La cuarentena llevó a las personas a encontrarse consigo mismos y con los demás; esto trajo una relación directa con la enfermedad y la muerte, alterando el sistema nervioso.
Esta realidad afectó la salud mental de muchas personas que combinado con el factor económico generado por la crisis, llevó a decenas de personas a suicidarse.
Entre julio y diciembre de 2020, en Ocaña y la región del Catatumbo se registraron una docena de casos de suicidio, la mayoría relacionados con los efectos de la pandemia.
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HAY ESPERANZA
El reporte de 49 casos de intentos de suicidio en menores de edad, refleja una crisis en los adolescentes, quienes enfrentan el factor emocional de manera impulsiva y sin control de los mismos.
Ante estas patologías, Sanjuan Ibañez recomienda que como seres humanos no subestimemos la depresión al creer que un momento de pereza o tristeza lo es.
El hecho de dejar de llamar depresión a momentos naturales del ser humano evitará que cuando un familiar o amigo la presente, se pueda actuar de manera adecuada.
Debemos identificar patrones como los cambios de ánimo, la pérdida de placer en actividades que lo generaban y de llegar a presentarse, buscar ayuda en familiares, amigos y rutas de atención institucionales.
Mientras haya vida, siempre habrá esperanza.
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