Laura es actualmente estudiante de Psicología en la Universidad de Pamplona y a futuro desea volver a su tierra natal para aportar con sus conocimientos al crecimiento de su pueblo.
Para ella, hay que aprovechar la riqueza ambiental que hay en la región del Catatumbo y potenciar por medio de la educación agrícola a las nuevas generaciones.
Esta hacaritense percibe que su pueblo solo avanza en cemento y no en proyectos que generen un impacto social y cultural en la ciudadanía.
No quiere ver que los jóvenes se decidan por sembrar o raspar coca, sino que valoren el estudio y las diferentes formas de salir adelante con los talentos que tienen.
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ENRIQUECER LA MENTE
“Hay que demostrarle a los jóvenes que hay más oportunidades que los cultivos ilícitos y que no solo hay que enriquecer el bolsillo y no la mente”, manifiesta Laura.
Para esta joven, ahora se ve que los jóvenes deciden seguir en el mundo de la droga, donde antes los únicos que trabajaban en este tema eran los padres.
“En Hacarí hay muchísimo joven”, comenta Luara, que ve una oportunidad en estas generaciones para enseñarle lo valioso que es emprender con lo que ellos sueñan.
Su mayor anhelo es ayudar a su terruño y brindar verdaderas oportunidades a su gente para que se pueda notar las cualidades que esconden las personas de estas montañas.
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