Euquerio Amaya Rojas, como era su verdadero nombre, no nos acompaña en vida, pero sus poemas resplandecen en momentos como estos, donde gobierna la soledad y el encierro por causa del Coronavirus.
Nació en Ocaña en1882 y murió en esta misma ciudad el 22 de febrero de 1931. Sus poemas son alimento para el alma y lo recordamos en el día internacional de la poesía.
Milanés cursó sus estudios en el colegio la Presentación, donde se daría a conocer sus dotes de poeta, incursionando en esta rama literaria, para volverse un referente.
Partidario liberal, Adolfo hizo parte del grupo de letras Los Felibres, tan reconocido en nuestra ciudad, donde hicieron parte poetas, literatos, sacerdotes y periodistas.
De este modo, te dejamos en compañía de dos poemas de este prestigioso ocañero, que con sus versos nos regala un momento de tranquilidad en medio de tanto caos.
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POEMAS DE ADOLFO MILANÉS
LIED
Los hombres nos vamos
y las cosas quedan;
queda lo insensible,
queda la materia.
Y se esfuma la célula activa
que piensa;
y se desbarata el cordaje divino
que vibra y que sueña;
y desaparece la lengua que canta
y el ojo que vela.
Los hombres se van y no vuelven nunca
más las cosas quedan…
Los hombres vivimos unos pocos soles
y siglos y siglos perduran las piedras.
¡Señor!
¿Por qué viven menos las cosas que viven
y por qué más viven las cosas ya muertas?
Linda mujercita
que el ámbito oscuro de mi vida alegras,
dame pronto el licor que del labio
es miel que se acendra,
porque yo me voy, me voy y no vuelvo,
y las cosas quedan.
ANIMA ACURE
Sobre el lecho arenoso
de las fuentes exhaustas
rezo, ¡quién lo creyera!,
por el alma del agua.
Las fuentes se durmieron
rumorosas y mansas?
¿Qué sentirán los cántaros
por las fuentes exhaustas?
En mi espíritu enfermo
una tristeza canta?
¿Qué soñarán los musgos
por las fuentes exhaustas?
Y en mi interior
Una tristeza llora y canta,
Una tristeza ingenua.
¿Será el alma del agua?
anima acuae
Sobre el lecho arenoso
de las fuentes exhaustas
rezo, ¡quién lo creyera!,
por el alma del agua.
Las fuentes se durmieron
rumorosas y mansas?
¿Qué sentirán los cántaros
por las fuentes exhaustas?
En mi espíritu enfermo
una tristeza canta?
¿Qué soñarán los musgos
por las fuentes exhaustas?
Y en mi interior
Una tristeza llora y canta,
Una tristeza ingenua.
¿Será el alma del agua?