Por: Gustavo Casadiego Angarita
En los 449 años de existencia de Ocaña, no se requiere ser mago ni historiador para reconocer que la legitimidad se encuentra por el piso, porque todo funciona mal. La Justicia es un desafuero total y no cree en ella ni el propio diablo. La Salud se murió debido al medicamento que le aplicaron sus orientadores «científicos», la politiquería.
Los comerciantes están llevados de la malparidez y no quieren saber nada de los gobiernos locales, ya que les han prometido el oro y el moro, prefiriendo los centros de prostitución, puesto que es ahí donde está la mordida sonante y campante (pregunten en el mercado público por la crisis que están pasando).
La mayoría de alcaldes del Municipio perdieron la razón, el único interés fue el incremento de su patrimonio, pero a costa de los recursos sagrados del pueblo; después de su gestión se dedicaron al oficio de la construcción, uno que otro a diseñar su propia casa al mejor estilo de La Catedral, la que le construyó el gobierno nacional a Pablo Escobar Gaviria, el resto de ex caldes de la Provincia y funcionarios en general siguen el mismo ejemplo.
La Corporación Edilicia del municipio de Ocaña en los últimos 20 años han llegado personajes con con una mano atrás y la otra adelante, los comentarios de la población son desobligantes, toda vez que se dedican a extorsionar a los gobernantes de turno a cambio de jugosas dádivas, unos salen con carros, terrenos, fincas, otros construyen edificios.
La Procuraduría Provincial dicen en las cafeterías que se ofrecen en subasta al mejor postor, y se comenta también en los corrillos que este órgano de control disciplinario, padece el síndrome de ceguera periférica. La Fiscalía sin comentarios, como decimos los ocañeros no me digás más Na… En cuanto a la Policía, se mueve más la Columna de los Esclavos por la seguridad de los ciudadanos, que esta institución (su lenguaje es combustible, mototaxis, chatear y chicanear por por las calles de la ciudad). Las instituciones de educación superior sacan profesionales en cantidades y no los que la sociedad requiere.
Señor alcalde electo manos a la obra, y no permita que los acostumbrados delicuentes le sigan metiendo la mano al presupuesto público, la ciudad necesita de todos y de una acción urgente para reconstruirla del atraso en que se haya. Por favor, atienda el grito que le pegó la ciudadanía a la corrupción el pasado 27 de octubre. Escuche y proceda de conformidad con la Constitución, la anarquía es un dinosaurio súper gigante.