La historia sepulcral del sacerdote ocañero Alejo Buceta

Un 8 de octubre de 1817, murió en Santa Marta el insigne clérigo ocañero Alejo María Buceta, hijo de don Domingo Buceta y doña Juana Antonia Gonzales Hidalgo.

Alejo María Buceta fue un cura rector de Ocaña desde el 15 de julio de 1804 hasta su fallecimiento, cuando se convirtió en un personaje legendario de nuestra ciudad. 

Este sacerdote recibió al libertador Simón Bolívar bajo palio desde la punta de El Llano, hasta la iglesia de Santa Ana, en febrero de 1813.  

El libertador Simón Bolívar visitó Ocaña por primera vez entre el 8 y 12 de enero de 1813.

Su participación en la independencia causó el enojo de varios enemigos de las causas independentistas, que lo llevó a tener que irse de la ciudad de Ocaña.

Pero este clérigo dejó un tesoro en el municipio, generando la curiosidad de los habitantes que comenzaron a ver cosas paranormales.

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ENOJO 

Cuenta la Academia de Historia de Ocaña, que el sacerdote Alejo Buceta participó en las causas para independizar al país del yugo de los españoles.

 Esta decisión del cura enojó a militares españoles como Pablo Morillo, quien ordenó la confiscación de sus bienes, llevando a que el padre se escapara a Santa Marta.

 Buceta desesperado ante esta situación se dirigió a los terrenos cercanos al río Tejo y enterró los elementos de oro de la iglesia para salvarlos de la codicia de los españoles. 

Para evitar su fusilamiento huyó hacia la ciudad de Santa Marta en donde murió el 8 de octubre de 1817. Pero en la ciudad quedó una leyenda que al día de hoy se recuerda.

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LEYENDA

Cuentan que Buceta dejó algo pendiente en Ocaña y su alma en pena no descansará hasta que se extraiga la última moneda enterrada a los alrededores del río Tejo. 

Dicen que el lote donde está actualmente el cementerio central de Ocaña, perteneció al cura Alejo Buceta y que allí enterró las cosas de valor que tenía. 

Cementerio central de Ocaña.

 Algunas versiones de los pobladores manifiestan que cuando se construyó el cementerio, el tesoro del sacerdote no había sido desenterrado. 

Por lo que las tumbas de este lugar alejan la esperanza de poder encontrar el tesoro del padre Buceta, que aparece algunas noches fantasmagóricamente.

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FANTASMA  

Se dice que cuando llega la noche, un silencio sepulcral se apodera del valle de los hacaritamas y en los alrededores del cementerio central surge la figura del monje fantasma. 

Esta cura se les aparece a algunos transeúntes para encomendarles la misión de encontrar su tesoro y devolverlo a la iglesia católica Santa Ana, ubicada en el parque central.  

Pero esto no es fácil de cumplir, ya que los escogidos deben ingresar al centro del cementerio, escarbar entre las tumbas, hallar el tesoro y devolverlos a la catedral.

La Academia de Historia de Ocaña comenta en su blog que algunos de los tesoros del sacerdote ocañero Alejo María Buceta fueron encontrados en la antigua calle La Carrera en 1942.

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