‘El Mono’ y su carreta abarrotada de conocimiento

La vida de Gabriel Caballero Álvarez cambió hace cinco años cuando dejó de comercializar frutas en su carreta por libros. Lo que él no se imaginaba era que iba a cambiarle la vida a miles de ocañeros vendiéndole conocimiento a muy bajo costo.

Desde ‘Juan Salvador Gaviota’ de Richard Bach hasta ‘Crimen y Castigo’ de Fiódor Dostoyevski, toda la literatura mundial habita en la carreta del ‘Mono’.

Gabriel Caballero Álvarez se ha convertido en uno de los personajes más importantes de la Ocaña actual; vende conocimiento a muy bajo costo.

‘El Mono’ se ubica en el Mercado de Ocaña.

Desde hace cinco años, la vida de ‘El Mono’ se transformó cuando decidió cambiar la venta de frutas en su carreta por otorgarle a la gente adquirir sabiduría.

Hoy escribimos este artículo a manera de homenaje ante la labor de un ilustre vendedor que nos ofrece desde los mil pesos el arte de leer libros.

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LOS LIBROS REGENERAN

Cuenta ‘El Mono’ que su vida se regeneró cuando un amigo le recomendó cambiar  la venta de peras, uvas y manzanas por ‘La Ilíada’, ‘La María’ y ‘El Mundo de Sofía’.

Gabriel malgastaba el dinero producto de su trabajo en el licor y las mujeres. No solo vende los libros, también los lee. La lectura le cambió la vida.

Los libros de Carlos Cuauhtémoc Sánchez son los que más lo inspiran; sus relaciones ahora son con estudiantes, profesionales y gente que ama leer.

Además de ser el mecanismo para sustentar su hogar, vender libros se ha convertido en un aliciente para su alma; le apasiona lo que hace.

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GENIO DEL COMERCIO

‘El Mono’ hizo lo que nadie había ideado hacer en Ocaña: reciclar o comprar libros baratos y venderlos en una carreta en el Mercado Público. ¡Quien lo imaginaría!

Caballero es el creador de este modelo de negocio en nuestro municipio; la gente le lleva ‘costalaos’ de libros para que los distribuya entre los mil y cinco mil pesos.

‘El Mono’ vende en promedio entre 50 y 70 mil pesos diarios.

Sin tener una maestría en Economía ‘El Mono’ conoce como funciona el negocio, compra a un precio y vende al doble. Su ganancia diaria es del 50 % en ventas.

Pero ‘El Mono’ no solo vende literatura usada, también comercializa libros nuevos como ‘Nacho Lee’, La sopa de letras, de medicina o anatomía.

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UNA CARRETA SABIA

No existe en Ocaña un lugar más ilustre que la carreta del ‘Mono’. Él no sabe la cifra de libros que carga su ‘carrito’ pero supone que son más de 1.500 obras.

La carreta no solo tiene literatura en español, también hay en: inglés, francés, italiano, mandarín, árabe y japonés. La sabiduría en varios idiomas.

Allí se consiguen textos sobre gramática, filosofía, matemáticas, deportes, historia, sociología, superación personal y hasta la biblia en varias versiones.

Lo que la gente más le pide son los cuentos cotidianos en las escuelas, tales como: ‘El Principito’, ‘El Lazarillo de Tormes’ y ‘El Viejo y el Mar’.

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HOMBRE RESPONSABLE

‘El Mono’ sustenta el hogar que tiene con Elí María Palencia con el producto de la venta de libros usados en una carreta abarrotada de pasión por lo que hace.

Han sido estos libros los que le han permitido al ‘Mono’ solventar los gastos de la universidad de su hija. Ya cursa el tercer semestre de Contaduría Pública.

Gabriel Caballero Álvarez es ‘El Mono’ de los libros.

Gabriel habla de los libros con mucho entusiasmo, dice que a ellos le debe que su hogar sea ahora tan feliz, donde reina la paz y la inteligencia.

Desde que vende libros abandonó el licor y la vida pasajera por fines de semana sumergido en la lectura y la meditación.

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LIBROS SIEMPRE

Al ‘Mono’ nunca le faltan los libros en su carreta, siempre tiene centenas de ellos guardados en su casa para abarrotar cuando sea necesario su negocio.

Trabaja los 365 días el año, dice que los 31 de diciembre sus clientes no solo compran ropa y zapatos, también llevan literatura para recibir el año nuevo.

Gabriel ama vender libros en su carreta, es una pasión para él. Las sensaciones que siente a diario no las cambia por ninguna riqueza efímera del mundo.

‘El Mono’ entendió hace cinco años que leer no solo transformó su vida, sino que también puede cambiar la de su gente ocañera. ¡’Mono’ gracias por tu noble labor!

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