Desde el mes de agosto viene circulando una noticia, según la cual se pretende patentar la panela y de esta manera adueñarse de este producto que por años es el alimento con más crecimiento económico a lo ancho y largo del país.
La cabeza que está detrás de la posible debacle de 350 mil familias que dependen de este sector económico, es Jorge Enrique González Ulloa, Ingeniero y miembro de la junta directiva del Grupo Riopaila Castilla. La iniciativa de Ulloa consiste en elaborar un endulzante a partir de la caña de azúcar con propiedades curativas, un producto que según él: “nunca se había visto en el mundo”.
La patente además pretende competir con el mercado de panela tradicional. Ulloa, a punta de carreta, alardeaba como si se tratara de un descubrimiento científico que la caña de azúcar preserva policosanoles, que ayudarían a combatir el colesterol. El ingeniero muy horondo tomó prestada esta supuesta invención: el método al vacío, muy parecido al de la panela y que ya fue registrada dos veces en Estados Unidos.
Si bien Riopaila se fundó en 1982, la panela 400 años antes era uno de los alimentos indispensables en la canasta familiar. Durante todo ese tiempo la música, el lenguaje, la danza y las creencias fueron dándole forma a este sistema cultural, al patentar atentarían con la economía interna de este país, con las costumbres, con el valor ancestral y con los hogares de más de 29 departamentos que se han construido con bases tan sólidas como este producto.
Esta patente es sinónimo de monopolio, porque lo que pretendía Ulloa con su milagroso descubrimiento era cambiar su presentación a manera pulverizada y líquida, afectando los ingresos de 350.000 familias,1.700.000 empleos directos, equivalentes a 45 millones de jornales al año, ocupando el 12% de la población rural económicamente activa.
Aunque la tecnología poco a poco va desplazando el sistema tradicional con el que elaboran la panela no deja de ser distinto a la producción de azúcar industrial ya que esta provoca su extinción y la panela es un músculo de la cultura.
Los paneleros de Ocaña están muy preocupados ya que la patente aún sigue en proceso ante la Superintendencia de Industria y Comercio, dicen que “por ser un negocio tan pequeño fácilmente le pueden echar mano aprovechando tantas dificultades que atraviesan”.
Aunque la incertidumbre aún invade a las familias rurales que le deben su estabilidad económica a la producción de panela, lo único cierto es que Ulloa se une a otros dolores de cabeza para el campesino. Con el paso del tiempo se han consolidado otros enemigos, que han entorpecido las garantías y calidad de vida de este importante sector, después del café.
La noticia de la patente no puede dejar atrás otras cinco plagas que tienen en estado de coma a la producción de este alimento energético: No nos olvidemos de la operación de megatrapiches en el Valle del Cauca, que violan de manera flagrante la Ley 40 de 1.990, tanto por su capacidad de producción superior a 10 toneladas/hora de caña, como por su fecha de instalación. De las importaciones de azúcar al amparo de los TLC, que pasaron de 64 mil toneladas en el 2014 a 105 mil el año pasado y que a Julio 20 de este año ya han permitido el ingreso de 112 mil, compiten con el consumo de panela, consumo que ha descendido de 32 Kilos habitantes por año a escasos 22. De las importaciones que entran al país a precios por debajo del azúcar nacional, han proliferado los derretideros de azúcar que producen una panela adulterada. Del grave problema que se ha generado por la compra y procesamiento de caña robada por parte de reducidores, que violan las leyes penales, sanitarias, ambientales, laborales y las importaciones de Etanol, que han desplazado en un 40% la producción de las siete plantas nacionales, seis privadas y una de Ecopetrol, dejando miles de hectáreas de caña sin el uso para el que fueron plantadas.