Escrito por: Camilo Ernesto Ojeda Amaya
A través de la Ley 25 de 14 de julio de 1910, se creó el departamento de Norte de Santander después del fracaso del departamento de Cúcuta. No obstante, la Provincia de Ocaña, que había dado vueltas sobre su anexión, nunca fue consultada y desde el inicio no estuvo de acuerdo con hacer parte del nuevo departamento, cita Luis Eduardo Páez García.
Según cuenta Jorge Eli Melendez Sanchez, en septiembre de 1928, se inició la idea del Departmaento de Ocaña y desde ahí, se reforzó la rebeldía al centralismo cucuteño, y los ocañeros pidieron la anexión a Bucaramanga y no a Cúcuta. Ese pedido se conservó hasta los años 50.
Es claro como nunca fue consultada la Provincia de Ocaña sobre su anexión y dicha obligación, separó regiones que tienen fuertes uniones sociales y culturales, como el sur del Cesar (poblaciones de ocañeros en sus inicios), como Rio de Oro, Aguachica, San Martín, entre otros.
A hoy, 110 años después, Ocaña no ve a Cúcuta como su capital, sino como una ciudad burocrácticamente impuesta, alejada de todo lo que representa culturalmente nuestra región. Cúcuta es ajena a Ocaña y la nortesantandereneidad no es más que un espejismo absurdo que jamás se va a concretar. No puede haber identidad en común y no existirá tal.
A pesar que hoy en día es casi que imposible que Ocaña se una a su capital más próxima cultural, social y económicamente, que es Bucaramanga, Norte de Santander será un departamento incompleto y Ocaña, jamás deberá ver a Cúcuta como su superior, como su capital.
No habrá más esperanza que rezar que en una futura e incierta reforma del Estado, Ocaña deje a Cúcuta y a sus políticos, empresarios y demás, viendo el mismo chispero que nos hicieron ver, ya hace 110 años.
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